miércoles, 4 de julio de 2007

Un hasta luego

Me he liado la manta a la cabeza y me voy con unos amigos en coche por donde nos lleve la carretera, nos veremos algun dia

Quiero

Quiero que te apropies de mi aroma. Quiero emborracharme de tu saliva. Quiero que estés para mí y quiero vivir por ti. Quiero despertarme y tenerte. Quiero abrir los ojos y encontrarte. Quiero que las primeras palabras que escuchen mis oídos procedan de tu voz. Quiero mordisquear tu boca suavemente, y hacerte sentir. Quiero que me arropes con tu calor, y hacerme sentir. Quiero besar tus párpados, y quiero hacerte cosquillas, una, dos, y hasta tres veces, porque jamás te las encuentro. Quiero hacerte reír. Sí, cada mañana. Y quiero que me sonrías. Que le dediques en silencio y a mis ojos tu primera sonrisa. Que me lamas mi pequeño y hondado ombligo y me acaricies la piel. Quiero que me beses por debajo del ombligo y quiero que tus pies se enreden con los míos Quiero que te pierdas en mí, y quiero perderme contigo. Quiero que quieras esto y quiero que lo quieras vivir conmigo. Quiero anudarme a ti de la forma más sencilla para poder dejarte marchar en cualquier momento, cualquier momento en que quieras ser libre y ausentarte (como suele sucederte, que te ausentas, pero acabas volviendo). Quiero que vuelvas siempre... quiero que regreses y volvamos al principio. A mi aroma, a tu saliva, al amanecer, a tu voz, a tu boca, a mi cuerpo... Quiero seguir viviendo cada día si es contigo, si la sábana nos tapa a los dos, si la almohada nos siente a los dos, y si juntos soñamos cosas distintas que al despertar compartimos.

Quiero entrar y quedarme en tu vida. Quiero que tú decidas lo mismo. Que no tengas miedo, que no temas, que abras los ojos y que puedas verlo tal y como está, tal y como es, tal y como yo lo veo porque es tal como ha ido apareciendo ante nosotros. Quiero que despiertes y me ofrezcas un día más a tu lado. Quiero que tus dedos jueguen con los míos. Quiero que me alises el pelo con tus manos y que me regales otro escalofrío. Quiero que visites y recorras mi rincón, o tu rincón... No sé si dejó de ser mío para que empezase a ser tuyo. De todas formas, ahí está, y supongo que puedes volver a él siempre que quieras. Porque sabes que es ese justo rincón en el que tus besos me arropan y me hacen vivir. Quiero que seas el dueño de mi cintura, y de mi cadera. Quiero enredarte con mis piernas como la última vez... y quiero que seas consciente del amor que transmito en cada uno de mis besos. En cada segundo que mi lengua roza tu boca y mis ojos se clavan en los tuyos. Quiero quedarme en tu vida para poder seguir sonriendo. Quiero esto, y quiero vivirlo todas las mañanas. Quiero regalarte un beso en la nariz, y quiero despeinarte. Quiero sacarte de quicio y quiero que me hagas rabiar. Quiero que me escondas mis zapatillas y quiero elegirte la camiseta. Quiero que desayunemos juntos, quiero tus besos de nuevo porque siempre me hacen falta. Quiero tu lengua, y el color de tus ojos. Quiero tus mejillas, y quiero tu barbilla. Quiero que me contagies tus ganas de vivir, y de actuar. Y de seguir viviendo aunque todo lo bueno decaiga y la tristeza retorne. Quiero todo eso.

Despedida?

Las casualidades son curiosas, y a veces dan miedo. Con mucha pena he de deciros que tengo una sospecha que confirmar, de ser así lo más seguro es que os deje.

Lo importante no es el tiempo qeu pasas con la gente, sino lo que aprendes de ellos, muchas gracias he aprendido mucho de vosotros, y espero que mis sospechas no sean más que fantasmas y pueda seguir compartiendo estos ratos con vosotros

La voz a ti debida

Ayer te besé en los labios.
Te besé en los labios. Densos,
rojos. Fue un beso tan corto
que duró más que un relámpago,
que un milagro, más.
El tiempo
después de dártelo
no lo quise para nada
ya, para nada
lo había querido antes.
Se empezó, se acabó en él.

Hoy estoy besando un beso;
estoy solo con mis labios.
Los pongo
no en tu boca, no, ya no
—¿adónde se me ha escapado?—.
Los pongo
en el beso que te di
ayer, en las bocas juntas
del beso que se besaron.
Y dura este beso más
que el silencio, que la luz.
Porque ya no es una carne
ni una boca lo que beso,
que se escapa, que me huye.
No.
Te estoy besando más lejos.



Pedro Salinas

Sueños de verano

Dormida te siento, como si fuera ayer y aún me tocaran tus manos. Siento tus labios, puedo notar la humedad de nuestros cuerpos, siento el calor de tu cuerpo, puedo olerte, oirte susurrar palabras imposibles que olvidamos cuando nos separamos.

Te sueño tan real que mi cuerpo reacciona, te busca como a un oasis en este desierto de sábanas vacías. Puedo tocarte en la distancia, sentir el tacto de tu cuerpo en mis manos, notar el sabor el tu piel cuando mi lengua la recorre juguetona.

Siento todo pero no estás, mis manos te buscan en mi cuerpo, recorriendolo en busca de tu piel, buscando en cada rincón como tu lo harías, por un momento te haces real, te materializas sobre mi, mi cuerpo se estremece, y entonces vuelves a desaparecer, vuelvo a estar sola

martes, 3 de julio de 2007

Elige

Elige la vida. Elige un empleo. Elige una carrera. Elige una familia. Elige un televisor grande que te cagas. Elige lavadoras, coches, equipos de compacdiscs y abrelatas eléctricos. Elige la salud: colesterol bajo y seguros dentales, elige pagar hipotecas a interés fijo, elige un piso piloto, elige a tus amigos.
Elige ropa deportiva y maletas a juego. Elige pagar a plazos un traje de marca en una amplia gama de putos tejidos. Elige el bricolaje y pregúntate quien coño eres los domingos por la mañana. Elige sentarte en el puto sofá a ver tele concursos que embotan la mente y aplastan el espíritu mientras llenas tu boca de puta comida basura. Elige pudrirte de viejo cagándote y meándote encima, en un asilo miserable, siendo una carga para los niñatos egoístas y hechos polvo que has engendrado para reemplazarte. Elige tu futuro. Elige la vida.
Pero, ¿por qué iba yo a querer hacer algo así? Yo elegí no elegir la vida. Yo elegí otra cosa, y las razones: No hay razones.


Un día más

Se levantó aun medio dormida se dirigió al baño, al mirarse al espejo no reconoció la figura que tenía delante. Los ojos vivos, aún con legañas, una cara llena de optimismo, por primera vez en mucho tiempo le gustaba la figura que el espejo le devolvía. Descubrió una cara amable, llena de vida de cosas por hacer, se puso el traje de la esperanza y salió a la calle, hoy no sería un día más, sería el princpio de muchos llenos de luz, de ilusión